26 de noviembre de 2011

Mamá, quiero ser mangaka


No hace mucho tiempo tuve, por un rato, la loca idea de convertirme en dibujante de cómics. Idea que, sin estar olvidada, ha quedado un poco empolvada detrás de nuevos intereses, nuevos desafíos y nuevas ideas, que me han hecho preguntarme una y otra vez sobre las razones que nos llevan a querer contar historias. Hace poco tuve la oportunidad de leer parte de Bakuman (sí, Bakuman, no confundir con ese engendro mezcla de Pokemon y Yugi Oh que por desgracia les gusta a mis sobrinos), una serie de manga que ha dado de que hablar desde el año pasado, y me fue inevitable recordar y cuestionar mis viejos sueños de papel y tinta china. Para quienes no la conozcan, Bakuman es la más reciente obra de una reconocida dupla de japoneses conformada por Tsugumi Ōba (guionista) y Takeshi Obata (dibujante), autores de la conocidísima serie Death Note, que tuvo un gran éxito en occidente e incluso tendrá dentro de poco su adaptación cinematográfica por parte de Hollywood. Como es común en sus obras, Bakuman es un manga con un excelente dibujo y una historia que nos atrapa con facilidad, a pesar de tratar un tema a primera vista no muy apropiado para una historia de acción y suspenso. Sin embargo, luego de leer unas cuantas páginas descubriremos con sorpresa que el tema no sólo funciona, sino que además resulta ser mucho más oscuro y complejo de lo que aparenta, de seguro más de lo que sus autores esperaban. Y ese tema es el ser Mangaka.

Bakuman nos cuenta la historia de Mashiro Moritaka, un chico japonés de 14 años que empieza a cuestionarse tempranamente sobre su futuro, no muy a gusto con lo que la sociedad y su familia esperan de él. Resignado a continuar con su educación para terminar trabajando en alguna oficina, aparece en su vida Takagi Akito, un compañero de clase, quién termina convenciendolo para que entre los dos busquen el sueño de convertirse en mangakas, Mashiro dibujando y Takagi escribiendo. Pero no es sólo su futuro profesional el que van a poner en juego, pues por una desafortunada coincidencia Mashiro termina declarandole sus intenciones románticas a Azuki Miho, la chica que le gusta, pidiéndole erroneamente que se case con él. Sorprendentemente ella acepta, aunque con la condición de que únicamente lo hará el día en ambos cumplan satisfactoriamente su sueños. De esta forma, el compromiso de ambos jóvenes sólo se consumará el día en que el manga de Mashiro sea llevado a la TV y en que Azuki, que sueña con ser actriz de doblaje, ponga su voz a la heroína.
Mashiro no ha sido el único mangaka en su familia; también lo fue su tio Nobuhiro, un autor poco reconocido que tuvo un único éxito y que murio años atrás en el olvido y la soledad. El muchacho, que en la infancia fue muy cercano a su tio, cree que su muerte fue un suicido y esta idea lo hizo rechazar durante mucho tiempo la posibilidad de dedicarse al manga, pero al aceptar la idea termina descubriendo que su Nobuhiro murio por exceso de trabajo (sí, y lo dicen así como si fuera una gripa). Los nóveles autores convierten en propio el antiguo estudio del difunto mangaka, pero no sólo las viejas herramientas y bocetos dan fundamento a los sueños de los chicos, sino también las ideas que le dijera al pequeño Mashiro mientras este pasaba las tardes acompañandolo mientras trabajaba. Nobuhiro hablaba de hacer manga (y de su vida en general) como si de una apuesta se tratara, en la que constantemente se esta jugando el exito y el fracaso, entre la fama y el olvido; en otras palabras, hacer manga es un juego en el que se apuesta vivir o morir. Y con está dramática idea en la cabeza el par de chicos comienza a jugarse el todo por el todo en una desesperada carrera por ser famosos.

La trama del manga es indiscutiblemente entretenida y muy adictiva, sin mencionar que es una lectura obligada para cualquiera interesado en dibujar manga o en conocer más sobre este opaco mundo. Pero detrás de unos personajes simpáticos y de un suspenso bien conseguido, Bakuman nos presenta una visión del mundo del manga que me resulta un poco macabra a decir verdad. Empecemos por el culto al trabajo, ese ideal del trabajador obsesivo y totalmente entregado heredado del Japón de postguerra, que resulta al menos perturbador encarnado en un niño de 14 años. Y es que tan pronto Mashiro y Takagi toman su desición, comienzan un tren de vida en el cual abandonan cualquier actividad social (y física de paso), descuidan sus estudios y empiezan a dormir un par de horas al día, en pos de terminar un primer piloto que les habrá las puertas de una editorial. Los padres de los chicos tampoco parecen preocuparse demasiado, si bien la mamá de Mashiro en un principio se opone rotundamente en un principio a las locas ideas de su hijo, recordando el fatídico destino de su cuñado. Sin embargo, la mujer se ve obligada a ceder docilmente ante el visto bueno de su marido, quien le dice sabiamente que "el hombre tiene sueños que las mujeres nunca comprenderan", en una muestra del descarado machismo y la terrible aversión al sexo femenino que impregna todo el cómic, otro de mis serios problemas con Bakuman.

Reconozco el hastío que he tenido en ocasiones con los discursos feministas, pero Bakuman, para decirlo apropiadamente en terminos locales, realmente se da garra. Siendo sincero, ninguno de los personajes femeninos que pude ver tiene más personalidad que una muñeca inflable parlante (ideal de mujer de más de un autor de manga), ni tienen más objetivos en la vida que asegurarse un buen matrimonio, cosa que le explica Takagi a Mashiro haciendo gala de su privilegiado entendimiento del mundo. Por su parte, los hombres también dejan mucho que desear en su trato con el sexo opuesto, siendo el colmo de la historia la "peculiar" relación de Mashiro con su prometida, pues según el acuerdo propuesto por esta última ninguno de los dos puede hablarle al otro antes de casarse. De esta manera tendrán que recurrir a mensajes de texto, a e-mails o a cualquier otro medio que no implique el contacto físico, contacto que no podrán evitar por estar en la misma escuela y que cuando sucede los pondrá en graves aprietos. Y por más romántica que suene la idea no puedo sino imaginar el absoluto miedo hacia el otro que tiene implicada, la costumbre ya establecida por Facebook de escapar y evadir al otro para enfrentarlo en un lugar donde no haya verdaderas consecuencias.

Pero si algo realmente me afecto trás leer Bakuman fue la cruda manera en que los autores muestran el consumo de manga en Japón. Para ellos no existen razones nobles para escribir historias, la razón que vale y que importa es hacer algo que pueda venderse y que satisfaga las espectativas de un público que consume cómics como si de pastillas de tictac se tratasen. Y es que lo más que se puede aspirar en un mercado sobresaturado de historias es poder robarse cinco minutos de atención y rogar que sean suficientemente buenos como para que al terminarse dejen ganas de más. Cinco minutos que no trascederan de ninguna manera, y cuya única función es la de dar una pequeña y efimera dosis a algún adicto a alienación, que trsitemente cada día somos más.

No es mi intención hablar de Bakuman, ni del manga en general, que aún disfruto tanto. Es sólo que recuerdo cuando quise dedicar mi tiempo a hacer cómics, días en los que creía en los que aún había cosas que valía la pena contar y compartir. Hoy me es más dificil encontrar razones, en un mundo en el que internet nos permite tener miles de historias a un click de distancia, ya sean cómics, películas, series de televisión o videojuegos, en un oceano de contenidos donde todo es la misma cosa: entretenimiento plano, irrelevante y pasajero. Quiero volver a creer en que es posible volver a tocar los corazones de la gente con una buena historia, dejar algo en que pensar, en que soñar. Algo que, por variar, nos ayude a ver quienes somos, en lugar de ayudarnos a olvidarlo.

4 comentarios:

  1. no sabia la verdadera historia detrás de te vi una vez!, y si, creo q la gente q dibuja o escribe alguna historia, luego de haber vivido algo, bueno o malo, tiende a alejarse de la gente...lo mismo los músicos, :I sera alguna forma de superarlo?

    pd: me gustó leerlo de nuevo! chauu

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  2. Ups! Creo que leiste algo que no estaba terminado, así que disculpame, lo que leíste no debiste de haberlo leido, jejeje. Gracias por pasar a leer, ya estaba muy vago con el blog, por suerte hay gente que nos los recuerda ;).

    Hasta pronto!

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  3. Wow... no conocía este manga "Bakuman" ... que buena reseña y que buen recomendado!!! voy a leerlo ... además, porque como lo dices, algunos queremos pensar que es posible volver a las cosas (buenas) que hacíamos antes...
    gracias

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  4. si! eso noté!! :D q bien q pasé! a propósito, la revista kanzen hará un 4to concurso de manga, apenas lo están anunciando por lo q no se sabe bien las reglas, pero por si quiere participar e ir empezando desde ya! ;)

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