26 de noviembre de 2009

Enrico Marini, o Porque me gusta ahora el cómic europeo - Capítulo 1

Hasta hace solo unos meses, el cómic europeo era un fenomeno casi desconocido para mí, y lo escaso que había visto, que no pasaba de Tin Tin, no me llamaba mucho la atención. Eso suele pasar cuando uno adquiere cierto gusto por algo en particular; se olvida de que hay muchas más cosas en el mundo, cosas que muchas veces nos lamentamos de no haber encontrado antes. Eso me ha sucedio recientemente al poder ver algo del buen cómic del viejo continente, especialmente el trabajo del italiano Enrico Marini.

Si compararamos el cómic a la industria del cine, los trabajos de Marini serían el equivalente a las superproducciones de Hollywood. Cada página de sus cómics nos sorprende con un excelente dibujo, con viñetas llenas de encuadres increibles y en especial con un inigualable color, elemento que distingue a Marini de cualquier creador que haya conocido hasta hoy. Y es que en sus cómics el color no solo existe para indicar cual es el tono de la camisa del personaje o para indicar cual es su color de cabello; en Marini el color es un elemento narrativo al igual que el dibujo, que además de ayudar a contar la historia nos sumergue en ella.

Nacido en Suiza en 1969, Enrico Marini es hoy día uno de los autores más reconocidos en Europa, siendo sus trabajos más reconocidos Gipsy (1993-2009), Rapaces (1998-2006) y El escorpión (2000-a la actualidad); obras en los que ha trabajado conjuntamente con un guionista, como es común en Europa. Sólo he podido leer algo de las dos últimas, pero aún así las recomiendo ampliamente; no solo por tener un guión interesante y bien armado sino porque el trabajo en general es realmente admirable, haciendo que nos detengamos en cada página y nos deleitemos con cada viñeta. Y de paso, que los que hacemos algo de cómic odiemos cada vez a Marini por ser tan condenadamente bueno en su trabajo.

(De nuevo, gracias a Diego por mostrarme cosas chéveres).

6 de noviembre de 2009