14 de octubre de 2012

Una última entrada

Hace algo más de tres años desde que alguien, a quien yo admiraba y respetaba profundamente, me recomendó hacer un blog. Yo, un diseñador gráfico recién graduado, con el corazón lleno de expectativas y un mundo lleno de posibilidades, decidí hacerle caso, con la idea de llegar a ser "alguien" algún día. Siempre me había gustado el dibujo, aunque nunca había tenido ni la determinación de dedicarme por entero a él; por una parte a duras penas había sido parte de mi carrera, y por otra parte todos los que conocía que se dedicaban a él (ya fueran artistas o ilustradores) eran en su mayoría gente frustrada, que se amargaba por no haber nacido en el país correcto y no poder hacer de sus vidas lo que hubieran deseado. ¿Pero quién no sueña con llegar a ser alguien famoso en aquello que le gusta?

Sin embargo, como me enteré más tarde, los sueños necesitan trabajo duro y sacrificios, no solo buenas intenciones con las que distraernos y con las que aparentar. Y tristemente resulta más fácil vivir de apariencias, hacer las cosas pensando en un "qué dirán" que porque realmente signifiquen algo para nosotros. Y así Y así nació este blog, en el que solo bastaba con hacer unos cuantos dibujos bonitos, adornarlos con palabras que leía en otro lado y contando historias de vida buscadas no viviendo, sino leyendo cómics, viendo películas animadas y jugando videojuegos para creer que de verdad iba a hacia algún lado.

Hoy muchas cosas de mi vida han cambiando, y las motivaciones que me hicieron crear este blog o ya no existen, o se han vuelto en otra cosa, o se han vuelto tan débiles y endebles que ya no son suficientes para escribir 500 caracteres. Pero he descubierto (o recordado) dos cosas. Primero, que las cosas deben hacerse porque nos gustan y porque nos llenan como personas, no para buscar cosas tan etéreas, pasajeras y egoístas como la fama y la ovación de los demás. Y segundo, que las cosas deben buscarse con humildad y trabajo duro, y que escondernos tras eso que llamamos talento no es más que cubrirnos con un traje invisible con el que nunca esconderemos nuestra desnudez, lo que en realidad somos.

 Sin embargo no pienso negar las cosas buenas y valiosas que encontré en las casi 50 entradas que realice, a veces con inspiración, a con una buena idea, veces sólo por despache. Y quizás la cosa más valiosa de todas sea la de recordar que dar es sólo una forma más de recibir, que aprender algo nos pone en la posición de enseñarlo a otros que por una u otra razón no puedan hacerlo. El conocimiento debe moverse, de una persona a otra, y nunca estancarse, ser como un río que a su paso haga crecer la vida y haga mover el mundo, libre de intereses y remordimientos.

Hoy quiero seguir dibujando, pero mis motivos son otros. Y mi visión de las cosas también es otra. Ya no creo en aquello que llamamos "éxito" y que reconocemos en quienes otros nos ponen como ejemplo, en esas jóvenes y fugaces estrellas que por estar de moda creemos más y mejores que nosotros, y en cierta forma inalcanzables. ¿Hay acaso algo más dañino para los sueños que eso? Hoy quiero creer lo que importa es encontrar un camino y recorrerlo, sin importar a donde nos lleve, sólo por el placer de recorrerlo. Cómo dijo el chamán don Juan, "para mí sólo recorrer los caminos que tienen corazón. Por ahí yo recorro, y la única prueba que vale es atravesar todo su largo. Y por ahí yo recorro mirando, mirando, sin aliento".

Habría mil cosas por escribir y decir antes de irme. Pero creo que me conformaré agradeciendo a todos aquellos que, por una otra u otra razón, fueron importantes para este blog e hicieron que seguirá andando:

a Diego, por las cosas enseñadas;
a Sofi, por el aguante;
a Marjorie Sofía, por sus ocasionales comentarios ( y que siga su nuevo blog con las mismas ganas);
a Diana, Nelson, Juliet, Andrea y Juan Pablo, por pasarse por aquí alguna vez; a Breian, por darle de comer a mis ganas de manga y de anime;
y a todos los amigos que se suscribieron y a quienes se atrevieron a perder un minuto para comentar.

Mil gracias a todos los que han pasado por aquí y a los que seguirán pasando, espero que busquen y recorran sus caminos con corazón, sea cuales sean. ¡Hasta una próxima oportunidad!

29 de febrero de 2012

La venganza del atún


Kaori pasaba un fin de semana "de chicas"en Okinawa, junto con sus dos mejores amigas, cuando se desató el fin del mundo. Una catátrofe de alcances inimaginables que acabaría con la civilización y que embarcaría a la joven en un arriesgado viaje para reencontrarse con Takeshi, su prometido. Y los culpables de esta inmisericorde destrucción no serán ni meteoritos extraviados, ni extraterrestres resentidos, ni japoneses locos manejando robots gigantes; no, está vez el fin del mundo sera por culpa de los peces. Y no peces cualquiera, sino peces con patas.

26 de noviembre de 2011

Mamá, quiero ser mangaka


No hace mucho tiempo tuve, por un rato, la loca idea de convertirme en dibujante de cómics. Idea que, sin estar olvidada, ha quedado un poco empolvada detrás de nuevos intereses, nuevos desafíos y nuevas ideas, que me han hecho preguntarme una y otra vez sobre las razones que nos llevan a querer contar historias. Hace poco tuve la oportunidad de leer parte de Bakuman (sí, Bakuman, no confundir con ese engendro mezcla de Pokemon y Yugi Oh que por desgracia les gusta a mis sobrinos), una serie de manga que ha dado de que hablar desde el año pasado, y me fue inevitable recordar y cuestionar mis viejos sueños de papel y tinta china. Para quienes no la conozcan, Bakuman es la más reciente obra de una reconocida dupla de japoneses conformada por Tsugumi Ōba (guionista) y Takeshi Obata (dibujante), autores de la conocidísima serie Death Note, que tuvo un gran éxito en occidente e incluso tendrá dentro de poco su adaptación cinematográfica por parte de Hollywood. Como es común en sus obras, Bakuman es un manga con un excelente dibujo y una historia que nos atrapa con facilidad, a pesar de tratar un tema a primera vista no muy apropiado para una historia de acción y suspenso. Sin embargo, luego de leer unas cuantas páginas descubriremos con sorpresa que el tema no sólo funciona, sino que además resulta ser mucho más oscuro y complejo de lo que aparenta, de seguro más de lo que sus autores esperaban. Y ese tema es el ser Mangaka.