28 de junio de 2011

Más pokemones por encargo


Cuando jugué Pokemon, por allá en el año 1999 (ya más lejano de lo que quisiera) la gran meta era atrapar los 150 pokemones diferentes, tal y como nos lo recordaba el eslogan del juego: ¡Atrápalos todos! Si mal no recuerdo no llegué a atrapar 50, a pesar de que le dedique una insensata cantidad de tiempo, tiempo en el que se suponía debía de estar estudiando o haciendo tareas del colegio, o en su defecto, teniendo una vida. Hoy, buscando al pokemon de la ilustración (llamado Buziel) me quede con la boca abierta al darme cuenta de que el número de criaturitas va en 649, y por lo visto no va a dejar de crecer en unos cuantos años más. Y frente a semejante dato,  no puedo sino pensar que Nintendo tiene mucho huevo si el juego continua con el mismo eslogan.

Próximamente dedicaré un par de entrada a detallar el proceso de trabajo que seguí para hacer a nuestros dos amigos, y hablaré un poco de ese intimidante pero increíblemente versátil programa que es Photoshop. 

27 de junio de 2011

Pokemones por encargo


Es difícil pensar en un fenómeno mediático que haya tenido más impacto en nuestras infancias y adolescencias que Pokemon. Aún me sorprende que hoy, casi 15 años después de su aparición, continúen haciéndose juegos, películas y todo tipo de merchandising con la imagen de estos ya incontables animalitos. Amados por unos, odiados por otros, lo cierto es que la historia de cómo un videojuego salvo a Nintendo de la quiebra y se convirtió en la gallina (o mejor dicho el pokemon) de los huevos de oro es más que interesante, un caso de marketing digno de ser estudiado.  Para los interesados, un link.

3 de junio de 2011

Viejas glorias, dulce desparche

Prefiero pensar que no soy de aquellos que entre suspiros y caras largas siempre están diciendo que "todo tiempo pasado fue mejor", pero al menos en lo que a videojuegos se refiere no puedo evitar el ser nostáligico. Tal vez influya algo el hecho de que mi Super Nintendo, la única consola que tengo, ya haya cumplido 14 primaveras, o tal vez los precios exhorbitantes de los videojuegos hoy en día, pero lo cierto es que antes los juegos divertían, y divertían mucho. Sobretodo teniendo en cuenta que la única idea de multiplayer que concibo son las tardes de desparche que tan bien se pasaban con los amigos o los primos.