16 de julio de 2011

Sueños de bondi

Gústele a quién le guste, es mucho lo que le debe el manga actual a aquellos animalitos humanizados que tan famoso hicieron a Walt Disney, y que desde los años 20 lo convirtieron en sinónimo de la reciente y deslumbrante industria de la animación. Osamu Tezuka, autor del famosísimo Astroboy (que por desgracia fue tan desastrozamente retratado hace unos años en una simplona película 3d) fue un ferviente admirador de los dibujos animados de Disney, influencia que se aprecia visiblemente en su estilo. A su vez, Tezuka influenciaría a infinidad de dibujantes que lo prosiguieron, además de sentar las bases de las industrias actuales del ánime y del manga.

Influencias y gustos aparte, aún hoy los dibujitos brincones y hechos de goma que hace ya casi 80 años cantaban y bailaban en blanco y negro me resultan tan entrañables y divertidos como en mi infancia, mucho más que las versiones actualizadas y a todo color (cuando no en rimbombantes y a mi parecer inecesarios 3D) donde gran parte de la magia que significa darle vida a un grupo de trazos se ha perdido entre la coridianidad del marketing.

Para Sofi, y sus locos sueños de bondie hacia la UBA.

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