20 de octubre de 2009

Historias de piratas


Recientemente he tenido la oportunidad de jugar "The legend of Zelda: The Wind Waker", un videojuego lanzado por Nintendo en el año 2003. El juego hace un inteligente uso del cellshading (aquella técnica usada para darle al 3d la apariencia de un dibujo animado), que sumado además al uso de recursos técnicos únicos del Gamecube. la consola en que salió (tales como desenfoques o efectos de partículas) hacen de este juego toda una delicia visual, incluso en esta época de hiperrealismo. No pienso ahondar en detalles, pues en la red se encuentran muchas reseñas y análisis del videojuego; sin embargo, he decir que jugarlo es algo obligatorio para cualquiera que aprecie una buena dirección de arte o un excelente diseño de personajes.




Curiosamente, hace poco también tuve la oportunidad de ver una pelicula animada japonesa, ya con más de treinta años encima pero a la que no le pasan los años: Dōbutsu Takarajima (o la Isla del Tesoro de los Animales), hecha por el estudio Toei en 1971. Tal y como puede adivinarse por el título, la historia esta basada en el libro "La isla del tesoro" de Robert Louis Stevenson, historia que también fue llevada al cine animado por Disney en el 2002 con la desafortunada "Treasure Planet". Como dato curioso, entre el staff de Dōbutsu Takarajima encontramos nada menos que a Hayao Miyasaki, quien participó en la animación y en el guión.


De nuevo, mi intención no es la de hacer una reseña de la película, de la que también se encuentran muchas por la red. Lo que quisiera mostrar es lo que en realidad llamó mi atención al ver la película, y es la gran similitud entre Wind Waker y La Isla del Tesroro de los Animales. Más allá del parecido de la historia, en ambos vemos un manejo del color similar (colores planos y gamas no muy extensas), una estilización caricaturesca de los escenarios, que además son muy simples, y la misma resolución visual para el mar (que debo destacar, por su gran sencillez y efectividad), entre otras similitudes.




Mi idea no es acusar a Nintendo por copiarse de la película, ni mucho menos, sino la de ver que muchas de la grandes ideas que vemos en videojuegos o películas siempre salen de algún lado. Recuerdo que mi primera impresión al jugar The Wind Waker fue la de rascarme la cabeza preguntándome como habían logrado hacer algo tan original visualmente, y al descubrir de donde venia no pude menos que sentirme bien, dándome cuenta de que las cosas que denominamos como "originales" son más producto de una buena labor de reciclaje que de la inaccesible genialidad de algún japonés loco. Tal y como dijo alguna vez el cineasta Jean-Luc Godard: "Lo importante no es de donde vienen las cosas, sino hacia donde se llevan".

(Gracias a Diego por la película y a Sebastián por el Game Cube, de pronto algún día se lo devuelvo).

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